Prepárense: viene un nuevo mundo y no será agradable

daniel molina
4 min readFeb 8, 2025

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Peter Thiel (izquierda) y Elon Musk (derecha) en 1998, cuando fundaron PayPal

Mucha gente no entiende qué está haciendo Donald Trump en este segundo gobierno (lo mismo pasa con lo que hace Javier Milei porque tienen estilos similares, aunque actúan sobre realidades diferentes). Miran algunas de sus medidas y no pueden entenderlas, les parecen irracionales. Este gobierno de los EEUU no se parece a ninguno que haya existido antes. Es el primer paso de la revolución reaccionaria.

En su primer gobierno Trump no tenía un proyecto de país ni una idea de gobierno para lograr ese proyecto. Solo tenía en claro, como republicano conservador y adepto a las ideas del neoliberalismo, que lo suyo era reforzar el papel económico y militar de EEUU en el mundo para tratar de que nuevamente, como había sucedido en el siglo XX, fuera la potencia hegemónica.

Ese proyecto, que era la culminación del capitalismo liberal, ha fracasado. Desde los dos gobiernos de Bush hijo que EEUU vino perdiendo peso en el mundo frente a China y, además, militarmente ha retrocedido en casi todos los campos de batalla (las intervenciones en Irak y Afganistan fueron catastróficas, y el resto no fue mucho mejor). El reciente gobierno de Biden fue la gota que rebasó el vaso: en todos los frentes EEUU hoy se encuentra en peor posición que hace 4 años.

Por eso Trump no solo tiene un plan de gobierno de nuevo tipo sino que trata de asegurarse la continuación de ese plan en el futuro. Para eso eligió como vicepresidente a J. D. Vance, un hombre de 40 años que representa perfectamente mucho de lo que la ultraderecha sueña para el futuro de Occidente.

J. D. Vance habla con Donald Trump

Vance es católico, es también un intelectual e inversor en tecnología. Proviene de una familia pobre y disfuncional. Su madre era adicta. Fue criado por su abuela. Nació, se crió y creció en una de las zonas más castigadas de EEUU: la región de los Apalaches en Ohio. Es recomendable ver en Netflix el film “Hillbilly, una elegía rural” (que cuenta su vida y está basado en su novela autobiográfica, que fue best-seller).

Vance fue muy crítico de Trump. Al comienzo de su vida política -hace apenas 10 años- el actual vicepresidente apostaba por los sectores de izquierda del partido Demócrata. Incluso llegó a comparar a Donald Trump con Hitler. Pero en los últimos 5 años se fue reconvirtiendo y aproximándose a posiciones cada vez más conservadoras e, incluso, reaccionarias.

Es un giro similar al que vivió Elon Musk, el dueño de Twitter, Tesla, Space X y muchas otras empresas tecnológicas, y hoy miembro del gabinete de Trump, encargado de la desregulación del Estado. Los filósofos políticos que están detrás del giro reaccionario que viven muchos de los miembros de la elite norteamericana son Curtis Yarvin y Nick Land, de quienes hablamos ya en esta columna en mayo del año pasado (cuando nadie imaginaba que sus doctrinas -que parecen utopías monstruosas- estén tan cerca de hacerse realidad).

Curtis Yarvin

Resumiendo brutalmente, lo que Yarvin y Land sostienen es que la democracia occidental es un experimento fallido y que debería ser sustituida por una monarquía o un gobierno de las grandes corporaciones (ambos son partidarios de los monopolios, ya que creen que las compañías exitosas tienden a monopolizar el mercado).

Yarvin y Land apoyan las ideas antiigualitarias y antidemocráticas de lo que se conoce como la Ilustración Oscura; llamada así en contraposición con las ideas de la Ilustración de la Revolución Francesa (que sostuvo los derechos humanos, la democracia política y la libertad de palabra). Esta Ilustración Oscura defiende incluso la esclavitud, el sometimiento de los débiles a los designios de los directivos de las grandes empresas y propone la destrucción del Estado.

Nick Land

¿Por qué quieren destruir el Estado y la democracia? Porque consideran que la actual forma de organización les da ventajas a las personas que ellos ven como “falladas”, igualando a los más débiles y menos capaces con los que son más inteligentes y poderosos. Es un darwinismo social extremo que desea dejar que los “humanos fallados” (que no podrían haber sobrevivido sin ayuda de los demás) no tengan ya ninguna oportunidad de supervivencia.

El principal difusor de estas ideas es el empresario Peter Thiel, que el año pasado vino a hablar con Milei. Thiel va más lejos: propone un tecnofeudalismo, una especie de vuelta al Sacro Imperio Romano Germánico medieval, con un monarca todopoderoso, pero que solo interviene en conflictos graves, y una enorme multitud de pequeños reinos o condados guerreando entre sí por la supervivencia.

Por todo esto es erróneo juzgar como irracionales las medidas que está tomando Trump. Justamente lo que él busca es demoler todo lo que se construyó en los últimos tres siglos.

Esta gente ahora está al comando de EEUU y nuestro presidente, Javier Milei, quiere imitarlos.

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Written by daniel molina

¿Que yo me contradigo? Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué? (Yo soy inmenso, contengo multitudes.)

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