Un ateo habla del papa Francisco

daniel molina
4 min read4 days ago

--

Misa en una iglesia católica

Hace un siglo que comenzó el proceso de cuestionamiento a las religiones tradicionales en el mundo occidental. Fue un largo proceso que tuvo un costado positivo, basado en una creciente impronta laica de la vida cotidiana y de los intercambios sociales. ¿Qué fue esa “impronta laica”? La vida dejó de estar reglada por la iglesia y la sociedad dejó de recurrir a ella para los temas cotidianos. Aunque a la mayoría le parezca extraño, en 1880 era casi imposible formar una familia legalmente reconocida o enterrar a un ser querido si uno no era católico. Aun no existían los registros civiles laicos. Era la iglesia la que llevaba los registros de toda la vida social porque todos los actos importantes estaban asociados al culto.

Cuando yo era niño aun la iglesia católica reglaba la vida cotidiana. Mi familia era católica, sin ser practicante. Mi madre solo iba a la iglesia cuando había una importante fiesta familiar ligada a un sacramento: bautismos, comuniones, confirmaciones, bodas. En casa jamás se hablaba de religión. se daba por descontado que Dios existía, pero no se hablaba de ello. Cuando yo, que era un fanático de la fe desde la primera infancia, dije que quería ser sacerdote todos los tomaron con calma y consideraron que era una extravagancia más que yo les tenía reservada.

Cuando, luego de un año de preparación para el seminario -que coincidió con la misa por los 60 años de casados de mis abuelos, misa que el cura de Palermo vino a celebrar a mi casa junto a más de 150 familiares que se reunieron por el festejo y celebración- yo me volví ateo y lo dije a los cuatro vientos, nadie se sorprendió y le pareció más “natural” eso que ser cura.

Mi primera reacción fue volverme, más que ateo, anticlerical. Detestaba a la iglesia. Con Dios no tenía problemas porque no existía y punto. Pero la iglesia me enojaba porque me había engañado y nos obligaba a llevar una vida hipócrita para mantener esa farsa.

Mi enojo me cegaba. No podía ver nada bueno en los 2000 años de catolicismo. Pero en algún momento de los 90 esa actitud cambió: comencé a ver cosas positivas en el catolicismo y en la iglesia. Hacía décadas que admiraba como poeta y pensador al sacerdote Ernesto Cardenal y a su mentor católico Thomas Merton, un santo iluminado. Siempre he leído teología y sobre los místicos porque, como dice Borges, todo hombre culto es un teólogo aunque sea ateo.

Concilio Vaticano II presidido por el papa Paulo VI

Casi todos los Papas que guiaron a la iglesia en mi vida consciente (de Juan XXIII, el Papa de mi niñez, hasta Francisco, pasando por los dos Papas teólogos, Paulo VI y Benedicto XVI) todos ellos han hecho y dicho cosas que guiaron mi vida y me iluminaron. Especialmente el más genial de todos, Paulo VI. No defiendo el uso pueril de la iglesia católica en la política ni el rechazo ingenuo desde la ignorancia de lo que significan 20 siglos de cultura católica para el mundo. Dos caras de una misma moneda falsa.

Francisco hace mucho por el mundo y el mundo será salvo por su intercesión. Hoy somos mejores que cuando él asumió su papado porque él contribuyó a mejorar mucho el planeta. Usó de la mejor manera los muchos recursos que tiene a su disposición: la institución más sabia y poderosa de la humanidad, un millón de sacerdotes, un millón de monjas, 25 millones de laicos consagrados, decenas de miles de instituciones de caridad y apoyo a los más necesitados y a los que claman justicia, y miles de instituciones más de todo tipo. No hay nada semejante ni de cerca a esto en todo el mundo.

Francisco, como antes Juan XXIII con el Concilio Vaticano Segundo y Paulo VI al dedicar su papado a la Justicia (“Si quieres la Paz trabaja por la Justicia”), sembró el mundo de Amor. Siguiendo la guía de San Agustín (“Ama y haz lo que quieras”) Francisco vive iluminando a un mundo que está perdido en la ignorancia y que se autodestruye por su fijación en la acumulación material y el consumo desenfrenado.

Papa Francisco

Francisco abrió mil caminos difíciles. Acercó una institución que estaba anquilosada y encerrada en sí mismo a la realidad del mundo y el mundo lo vio y comenzó a reaccionar. A los extremistas de izquierda les parece poco, incluso les parece que no hizo nada y que todo fue para que los conservadores mantengan el poder. A los conservadores les parece una orgía y un desenfreno que tienen que acabar. Así es el Amor: nadie lo ve pero todos sienten su fuerza desde sus prejuicios y esos prejuicios comienzan a tambalear.

Nada será igual en el mundo luego del Papado de Francisco. Nos esperan otros 2000 años de catolicismo que recién comienzan: serán la luz del futuro, incluso para nosotros, los ateos que sabemos que no es posible siquiera que exista Dios.

Aun a nosotros la luz de la iglesia del Amor nos acaricia y nos guía. Esa es la lección y el legado de Francisco.

--

--

daniel molina
daniel molina

Written by daniel molina

¿Que yo me contradigo? Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué? (Yo soy inmenso, contengo multitudes.)

Responses (2)